
Acostumbramos a poner el foco fuera y derrochamos un montón de energía en ello. Es como tratar de arrancar un coche y ponerlo en velocidad manteniendo la caja de cambios en punto muerto.
¿Por qué? Porque estamos poniendo el foco en lo que no está en nuestra mano. No se trata de cambiar la situación. No se trata de cambiar a las personas que nos rodean, incluso aunque hayan provocado una situación que nos desagrada. No está en nuestra mano.
Y, sin embargo, sí está en nuestra mano la toma de conciencia. Sí está en nuestra mano preguntarnos «Y con esto, ¿yo qué quiero hacer?».
A lo mejor la respuesta está sólo en aprender algo de ello. A lo mejor lo que queremos hacer pasa por responder de una manera diferente en la siguiente ocasión. A lo mejor la respuesta está en un movimiento por nuestra parte. Un movimiento nuestro, por pequeño que sea, puede conseguir un movimiento externo pues, lo que nos rodea, se ha de adaptar a nuestra nueva situación.
Cambiamos de ser reactivos/reactivas (acción – reacción) a ser conscientemente activos/activas.
Pongamos el foco fuera sólo para aprender, para ver qué nos está diciendo de nuestra persona. Pasemos a poner el foco dentro para ser el cambio que queremos ver fuera….